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martes, febrero 07, 2006

Expulsados

Y si la épica no se hubiera degradado. Si la épica siempre hubiera sido esto. Pero, diremos, aquellos relatos inmensos, ejércitos y héroes singulares frente a frente en las hileras poderosas del verso, pie a pie, forzando el paso tras el peán coreado bajo el Sol, aquellos relatos, insistiremos, no son las intervenciones descosidas de los portavoces de ahora. Pero si realmente lo son, si los broncíneos hexámetros no son más que torpes simulacros que nos engañan, entonces de qué sueño estamos despertando sin la consabida rosa o sin la espada.
Supongan ustedes que grandeza y literatura nos han engañado por vía estupefaciente. Aquella hendíadis fue espejismo y sombra. Dónde entonces estas líneas. Sospechamos no ya de nuestros sentidos sino de las apreciaciones compartidas, tradicionales, inconmovibles, no porque sean banales o infundadas, sujetas a revisión como diría un demócrata, sino porque son falsos monumentos que arderán al final del verano o caerán podridos tras las primeras lluvias. El presente se desenvuelve con torpeza secular. Mientras, los del gabinete de comunicación van al rescate. Se trata de borrar huellas, pero siempre queda algo. De lo que acaba resultado bello, contentémonos con observar, pronunciemos bien, dejemos en puntos suspensivos al león, dos puntos, ex ungue.

1 comentario:

pdro dijo...

¿Fidias? ¿Alceo?

Por si acaso, gracias.