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jueves, marzo 02, 2006

Materialismo

En mi tierna edad había en la Villa de Allariz un Alferez de Milicias, que afectaba traer siempre grandes bigotes, aunque era hombre de muy pequeña cara. Encontrándole una vez mi padre, le dijo: Alferez, o comprar cara, o vender bigotes. Celebróse el donaire; pero realmente esto no era más que copia de lo que se cuenta de un Vizcaíno, que viendo sobre un pequeño río un gran puente, dijo a los del Lugar: O vender puente, o comprar río. El P. Bouhours en sus Pensamientos ingeniosos varía algo el dicho. Refiere, que un Español, pasando el Manzanares en el Estío a pie enjuto, y mirando el mismo tiempo el Puente de Segovia, dijo, que fuera bueno vender el Puente para comprar agua. (T.C.U., 6, 10)
Feijoo, vemos, trata del caso (léase completo). Y el caso es que a media mañana le ofrecen un bocadillo de jamón serrano con pimiento verde. El intercambio lingüístico es el que se reproduce a continuación
-Menudos bocadillos vendes. No puedo dar descanso al estomago.
-You make me feel like a nurtural woman.
-Only fools accept the distinction between nature and culture.
-D.F. M.O.T.G. (A.T. I.W.A B.)
Esto último en atención a James, su amigo bostoniano que le acompaña. Pero del exiguo bollo (en términos comparativos, come si verrà) sobresale por todos los lados salvo por uno llamado istmo la loncha, o lonchas, de jamón. “O comprar pan, o vender jamón”. Como diría un didacta estoico “un momento de reflexión bastará para convencerle de lo contrario”.
En efecto, nadie, nadie se dejaría llevar por el chiste durante más de un segundo ante el jamón con sus ondulaciones que contrapuntean la sobriedad de líneas, aunque sabrosa, del pan (a loaf of bread like wafers, which is different from bread-like wafers)
La identidad retórica de carácter formal no aguanta la prueba del algodón (ni aquí ni en Manderlay). El jamón serrano refuta toda tentación formalista.
N.B.: Aparentes formalismos son en realidad una vindicación de la materia (la materia sintáctica: Chomsky frente a Lakoff). Alabemos, no obstante, las curvas de utilidad de Bouhours, que en el caso de jamón y pan identificarán con inigualable precisión las rentas. Como no hay materia sin forma ni forma sin materia, remite el jamón a un mundo de metamorfosis no siempre silenciosas (Melville). Pues vendrá la Tarros y tendrá tu ojo.

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