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sábado, abril 08, 2006

Un aprecio

Un corresponsal de estas páginas nos hace llegar, con el ruego de su publicación (en la que no incurriremos), el siguiente poema:

A Roberto Iglesias, que sabe contar

Supongo que al final, todos cansados,
Cuando hay que partir y apurar la copa
Tras vanas amagadas despedidas
Conviene volver a decir de Iglesias
Qué pena que Roberto no haya estado
Y como mágica conjura que abre
Cueva entera de miel y de tesoros
Gran Vía (1) arriba en peregrinar demos
Sobre las cárcavas incorruptas del alcalde
Para decir trescientas y más veces
Qué bien se come y cena en esta casa
O bien qué bien que nos cocina Chu,
Cómo nos quiere.
Por eso no hay reunión en que olvidemos
Recurrir a la superstición enamorada
De la tarde cerrar medio rezando
El santo nombre de Iglesias, Roberto
Por contumaz y breve alias Hevia
Y ver si por un acaso, azar o sortilegio
Acabamos por cenar en el tercero
Que es el piso donde vive, me parece a mí, Roberto.

(1) de Don Juan Carlos I

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