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martes, mayo 09, 2006

Heroínos y heroínas

Felices tiempos para los héroes de nuestro tiempo, de la democracia. Muy barato lo tienen, un par de horas de su tiempo, dos entrevistas o mil si lo prefieren. En algunos casos se les pide lo que mejor saben: hacerse los importantes o los grandes, lo que se dice de España.
Porque es posible que el valor de estos héroes sea precisamente su capacidad para negar el derecho, los procedimientos y la democracia –municipal o internacional-, algo que les sirve para ganarse el aprecio de los demócratas, de los iluminados y demás pequeños luchadores por la libertad en el último cuarto de hora.
Sin embargo, están lejos de la perfección si de cada una de sus acciones resultan perjudicados ciudadanos corrientes y molientes y no precisamente aquéllos con un historial que no sea del último cuarto de hora. Una competencia desleal la de éstos porque hay más alegría cuando alguien defiende una pequeña parcela que cuando representa los intereses de todos.
La hipérbole desaparece cuando se admite la verdad del enunciado, un superlativo es lo más justo en labios de los héroes y de sus voceros, que se enfrentan a inauditamente fieros funcionarios en sus covachuelas o en sus mazmorras.

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