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miércoles, junio 14, 2006

El fútbol

Que el fútbol no es nada, que lo es todo, se prueba de muchas maneras: remitimos al lector a un tratamiento somero del asunto. O a la consideración de las retóricas del comentarista deportivo.
Por lo que hace a las pruebas aludidas, piénsese en que el fútbol no aporta tanto fraseología a nuestra lengua, como recibe cualquier fraseología y cualquier metáfora y la hace suya: si puede hacerlo es porque no es nada.
Otro aspecto interesante es el de la estabilidad de las reglas, mucho mayor que en otros deportes que se podrían considerar similares. El reglamento del fútbol es un pozo de potencial muy profundo y muy estable, del que es difícil alejarse. De hecho, los cambios últimos más significativos afectan a lo que puede hacer el portero, no a la regla del fuera de juego, que es la columna vertebral de todo el invento. Pero el portero es el raro del negocio, como es sabido, el joker o el loco, y no el trágico, figura reservada a los extremos: Best, Garrincha.
En cualquier caso, que los free kicks sigan siendo friquis y no freakies es algo en lo que no podemos depositar demasiadas esperanzas, efecto Magnus aparte.

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