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martes, octubre 31, 2006

Relatos

Los relatos buscan sus configuraciones de equilibrio: estable, inestable, indiferente. No sé si hay relatos que hayan llegado a un equilibrio indiferente. La escritura, la inscripción, conviene a la congelación de contundentes relatos en equilibrio inestable: sutiles tensiones que están a punto de vencerse para un lado o para otro. El equilibrio estable, tan recomendado, no suele bastar para dejar a los filólogos en paro, ni a los écdotas de improbable cladística; en cambio, da trabajo a semiotas de pajaritológico naipe.
Yo me canso de Troya y de Ulises, del héroe o Dios que muere e implausiblemente resucita; yo me canso de la búsqueda y del tesoro pajaritodrómico que nos lleva a apreciar la aventura, lo que no es sino celebrar la melancolía.
Yo me canso de los relatos que desde un pozo nos iluminan con la luz podrida de un insecto de letrina que se cree luciérnaga.

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