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jueves, diciembre 07, 2006

Pint of view

El local de amplios ventanales, de paradójico calor en diciembre, hermoso en mayo, cercano a Russell Square, se convirtió enseguida en uno de sus favoritos. Desde fuera, cuando miraba a los parroquianos ya le parecía estar dentro. Ya dentro, no padecía por abandonar el lugar, porque veía la calle y veía casi siempre a alguien mirando y como si pensara que ya está dentro o que si entra -y ha de entrar- no sentirá la necesidad de salir, imperiosa como una neurosis.
Durante un tiempo fantaseó con la idea de que el local junto al mercado era el local de amplios ventanales no tan lejano de Russell Square (o, más bien, bastante lejano según se considere). Que entraba a aquél y no le apetecía dejar éste. Que miraba incluso cómo algún viandante se detenía y , de vez en cuando, entraba a acompañarle.
Ésa fue su única manera de frecuentar el local de Russell Square (ya sabemos que el pub no estaba en Russell Square, pero para entendernos). Hasta que empleó dos de los tres días de una breve excursión a Londres para darse por vencido y no encontrar el local de amplios ventanales, tan diáfano recordaba y, por cierto, no lejano a otros lugares que sí supieron acudir a su cita con una memoria con un cincuenta por cierto de melaza y lo demás olvido .



A la vuelta, el local del mercado fue el lugar cercano al mercado y nada más. Ese lugar no es más aquel tiempo de despreocupación, promesas y amistades que iban a perdurar más allá de los servicios de correos y la pereza. Quizá también, cerca del mercado, sea para alguien el local en el que entra y está tan cómodo, en el que está como dentro y fuera, cuando casualmente tiene tiempo y está cerca de Russell Square.

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