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viernes, mayo 04, 2007

The Right Stuff, the Eight of Them

Ha muerto Walter Marty Schirra. Durante unos años, este nombre era una sombra extraña en mi memoria. En estrecha paronomasia con el del elegido para la gloria, se me había cruzado el nombre -alguna lectura mediante- de un destacado en la infamia, Baldur Benedikt von Schirach (1) y, sin embargo, el nombre me seguía sonando a astronauta. Y me sigue gustando que así me sonase en años tardíoskylab porque eso tienen que ver con la percepción de la extrañeza onomástica (Schirra entre Glenn, Carpenter, Cooper, etc.), extrañeza incluso dentro de los extraños nombres del cine y el telefilm, y percepción existente a edades muy tempranas.
Schirra fue astronauta mercurial, geminal o gemíneo y apolíneo. Su nombre se me quedó bailando hasta que, quizá por alguna lectura o por algún programa televisivo, se me reordenó la memoria de aquellos años que vieron el nacimiento del destino más triste de un héroe: Piloto del módulo de mando ante sus josués. Y Wally Schirra ocupó su lugar en una epopeya jalonada de muertes terribles (que no se detuvieron), en una epopeya global (2) en que, más o menos, todos volamos a la Luna, jugamos entre las estrellas y tuvimos nuestras buenas noches.

(1) "Cuando oigo hablar de cultura, saco mi revólver": atribuida a Goering y por gremio tantas veces a Goebbels, la frase parece que se debe a la retórica biliar de este individuo.
(2) Si no absolutamente global, sí que incluyó a casi todo el mundo: fue penimundial.

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