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viernes, febrero 15, 2008

Mándeme con un propio las instrucciones

La ideología es el algoritmo que se utiliza para interpretar un texto: éste le llega al lector, que entiende lo que puede y que es lector porque es poco más que ese algoritmo. Esto es trivial, pero ¿qué clase algoritmo será éste de la ideología? ¿Y hasta qué punto un texto es un vector confiable de operandos?
La analogía puede extenderse y ello nos situaría en pleno paradigma informacional. Sin mayores disquisiciones -y por la debida brevedad y por rebasar dicho paradigma- podemos decir que la ideología es también el algoritmo que hace actuar al individuo de una manera u otra según qué situaciones. Se adivinan los ecos de ciertas teorías sobre todo psicológicas en este asunto.
Sin embargo, si no podemos escaparnos del algoritmo de entender y del de obrar, si siempre tendremos uno, como podemos leer cualquier cosa y nos puede pasar cualquier cosa, ese mismo algoritmo universal se disuelve, porque no podremos describirlo, porque no será finito, porque será una ilusión, que las ilusiones sí que son complejas.


Tomado de Pierre Valpierre, Esquisse d’une ontologie stupéfiante, grotesque et cavernaire, Briançon, Éditions Hexagone, 2007

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