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viernes, abril 04, 2008

Poema

En nuestra irredimible pereza, recuperamos hoy un poema cuya adjetivación denota esa misma pereza o algo aún peor.

MEMENTO TAL VEZ VERDAD

Ahora desde la ventana miro el pasado
Veo la tarde fría en el pueblo desolado
La pared de piedra, el vano
Tras el que alguna lámpara fría muere
Deja ver la pared nuda de verde pintada.
Un hombre que yo adivino rumia su pasado
De ese pasado que veo y es ahora presente
Porque hace frío
De ese pasado hablo y tal vez lo sueño
Y la niebla abraza las esquinas afiladas
Y al tiempo mochas, que decaen ya tan podridas,
Donde pobre luz cuelga hacia la nada
Al cemento que en su margen crecer deja un yerbín escaso.
Las esquinas que veo son del ocre del otoño infinito
Que sólo espera ya (el clásico dice) la tos desde la alcoba, seca
Ese hombre sonríe, si se le pide
Y su juventud era (cito) una sucesión de veranos
Y de días de verano
En que la luz del Sol era un ruido alegre
Como un arco iris de plazas y frontones
Las noches de calor que en el recuerdo
Ya no sueñan angustia o duda alguna:
Al fondo una orquesta templa, es un decir, lejanos, rústicos
[instrumentos
Y nada veo que no sea ya, derruida, esa ventana.
Y la ventana procura el eco a veces
De extrañas inesperadas compañías
En un pasado de esperanzas y lejanas tormentas
Como esta noche desde mi ventana la tormenta
La memoria es un injerto dulce inexplicable
De nunca conseguidas camaraderías
Ni antes ni después
Ajustadas como una fugaz eternidad
O una fuga eterna
Las recuerdo ahora,
Cuando las avenidas absurdas nos destierran
A un retorno de pasos y de días
Que desmiente los ecos de esa luz que fue ninguna.

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