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jueves, mayo 15, 2008

Paracaídas para las ideas

Hay ideas que aterrizan sin metáfora y para que no se rompan resulta imprescindible el uso del paracaídas. Lo que en ocasiones poco importa, porque los habitantes de la pista de aterrizaje luego las destrozan.
Cumpliéndose una bien conocida ley física, cuanto mayor es el tamaño de la idea, más fácil es que se rompa. De todas maneras, cuesta mucho trabajo hacer volar una idea grande, que siempre nace en la tierra. Por eso –cuando paseamos por el campo, ya sea este propicio a las tomas de tierras– es muy raro encontrar los miembros esparcidos de una gran idea, y menos en la conversación que nos pueda dar algún pastor que pase el día meditando sobre los indomeñables fenómenos atmosféricos.

2 comentarios:

Javier de la Iglesia dijo...

Magnífico poema en prosa.
Un abrazo

Anónimo dijo...

¡Que no llueva mañana! Hay comida y bebida y bien, pero hay más quejas. Las envió Campanela, no sé. Saludos, no me hagas quedar como un tacaño, gritón a veces sí. Es lo normal.